domingo, 1 de enero de 2012

MENSAJE RADICAL PARA LA SOBREVIVENCIA DE LA RAZA HUMANA - PARTE I -



Prof. Jesús Andrés Aranda Valdés.
Educador de Adultos y Líder Cooperativista.
Economistas, políticos, académicos, y muy en especial todos los pobres sufridos de la tierra, entendemos que uno de nuestros mayores problemas globales consiste en la injusta distribución de los recursos en casi todas las partes del mundo. Enfrentar este asunto es complicadísimo y se dificulta más ante la ignorancia de los pueblos y su incapacidad organizativa para aplicar las soluciones necesarias. Ya de por sí, existen muchos retos irresolubles a corto plazo que consumen la atención de las gentes, como son: necesidad de viviendas, educación y salud para todos, carestía de alimentos, distribución energética disponible y a costos razonables, dictaduras y guerras, atentados a las libertades y derechos humanos básicos.
¿ Cómo podríamos profundizar en este tema sin recurrir a los argumentos trillados que nos han impuesto los intereses creados que gobiernan a los países con sus ideologías basadas en el lucro individualista, la competencia y los conceptos incondicionales de propiedad privada?.
El desmembramiento del bloque soviético y el predominio expansionista de las corporaciones multinacionales alentando guerras, quitando e imponiendo gobiernos y apropiándose de los recursos de las naciones, nos enseña que hay que repensarlo todo descendiendo a las raices de la situación actual.
No podemos continuar analizándolo todo con conceptos economicistas, estadísticos, desarrollistas, político-electoralistas, ni tan siquiera con una apasible filosofía de sustantibilidad.
Ante la problemática manifestada tenemos que zambullirnos en las situaciones implicadas que la producen. Esto me conduce a pensar que no basta con desear un cambio de políticas, de estructuras o de leyes. Debemos empezar por escoger nuevos principios. Y para mí el más importante es el de compartir y cooperar. Compartir va más allá de dar limosnas a los pobres y donativos a las iglesias, o de pagar impuestos. Eso lo hace cualquiera y con ello no construímos un mejor orden social.
El verdadero compartir conlleva trabajar responsablemente y continuamente en conjunto, sustituyendo la competencia y el individualismo desmedidos por la cooperación y la participación grupal; participar, experimentar y deleitarnos con los demás sin esgrimir conceptos particulares de propiedad. Dedicarnos al uso mutuo. Esto es una idea superior, pues se aleja de que el ayudar consiste en despojarnos de nuestros bienes materiales para beneficiar a otros, lo cual requiere agradecimiento y a veces conduce a relaciones de sumisión o a obligaciones de gratificación. Este trueque de dar y recibir que a veces se corrompe, pues alguna de las partes se aprovecha del intercambio,se hace cada día más notorio con los monopolios privados y hasta gubernamentales. Vemos como las burocracias capitalistas y gubernamentales se convierten en entidades parasitarias que chupan los recursos de la mayoría de la población. -"Ustedes reciban que nosotros les damos"...¡ Umjú !.
No hay que pensar en dar y recibir. Lo más justo y razonable sería compartir entre todos lo que la naturaleza nos ofrece para beneficio de toda la raza humana y los demás reinos que la componen.
Sabemos que un concepto tan radical es difícil de entender, produce temores a algunos aunque les agrade pensar en su posibilidad. En esto está el asunto; en el temor a experimentar y la ignorancia  sobre los medios de implantarlos. Sin embargo, de actuar a tiempo, antes que la voracidad de unos pocos nos destruyan nuestras posibilidades , veríamos como este objetivo del correcto compartir colectivamente constituye el cambio más trascendental para disfrutar de mejores relaciones humanas.En una obra titulada Técnicas de Buena Voluntad difundida por un blog esotérico leemos: 
"Pitágoras,enseñando a sus discípulos la mejor forma de transmitir ciertos valores y principios elevados, explicó que la raíz de la justicia era (citamos): "aquella a través de la cual todos los hombres podrían llamar a una misma cosa, mia y tuya". Me pregunto si hay gente preparada para educarnos y prepararnos en este principio y difundirlo en escuelas y universidades a las nuevas generaciones. Esto conlleva regirnos por nobles principios espirituales de amor altruista y una enorme capacidad para que al desarrollar una sociedad colectivista, participativa y distributiva, no se desvíen los caminos hacia la entronización de formas de dictadura. No podemos esconder la cabeza en nuestras ideologías y creencias particulares. Sabemos que en todos los sistemas económicos y religiosos sean estos, liberal capitalistas (¿democráticos?), comunistas, social cristianos, sindicalistas, cooperativistas, cristianos, islámicos, etc, se pueden descarriar su naturaleza y objetivos. Todo es cuestión de definir nuestros valores, establecer nuestros compromisos, fortalecer nuestra voluntad, educarnos y organizarnos.¿Sencillo verdad ?. ¿Qué preferimos; asumir el reto en aras de dejar las bases de un mundo mejor a nuestros hijos y nietos o permitir que las fuerzas oscurantistas dominadoras continúen ahogando toda esperanza de progreso?        (Continuará)

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