Autor: Jesús Andrés Aranda Valdés.
Venimos desde profundidades abismales.
Os pedimos que vuestras mujeres en la tierra
nos sientan a nosotros como iguales.
¿Sabeis de nuestra materia negra ?
¿Quereis ser poderosos como nuestras huestes celestiales?,
¿ Conocer la magia de los manes ?
Dejadnos compartir vuestras mujeres
Permitidles montar en nuestras naves.
Ellas atravesarán dimensiones insondables
y parirán hijos e hijas de los dioses,
héroes y titanes.
Cuando vuelvan, sus vientres se abrirán
y ustedes, sus esposos, seguirán siendo padres
y vuestros hijos nuevos os mostrarán maravillas ,
levantarán prodigiosas pirámides.
Y así vereis una nueva raza.
Será la sexta y mas hermosa raza
engendrada en los agujeros negros
con elementos materiales de otras galaxias.
Sus descendientes
visitarán los soles sin quemarse
y conocerán muchos pueblos unidos
así como otros miserables.
El universo infinito
sin fronteras, es inconmesurable.
Les enseñará secretos
hasta ahora impensables.
Conocerán distintos dioses
y nuevas legiones de ángeles.
Y verán que todos ellos serán uno
en sus conciencias deslumbrantes.
Allí verán iglesias y escuelas
sin techos ni paredes
sin vicios ni otros males.
Y todos los niños y niñas
son hijos de todos los padres.
La tierra frondosa
habla todo el tiempo con los aires.
Y una música superior eleva el alma
en todas las esferas celestiales.
Allí hay pueblos sin dinero
que progresan sin capitales,
sin armas ni guerras,
sin competencias desleales.
La tierra es de todos
pues todos somos iguales.
Donde todos duermen, trabajan y descansan,
sin ambiciones ni ansiedades;
y por haber tanta paz
no hay enfermedades.
Somos hijos de la ciencia
y respetamos las leyes universales,
los quásares inmensos
inmedibles en sus velocidades,
son las puertas invencibles
que guardan nuestros hogares
Desde dimensiones extrañas
y distintas moradas
bajamos los hijos de los dioses
y también ángeles abominables.
Cuidaos pues, vosotros los humanos,
A veces débiles, y otras bestiales .
Tras millones de años
permaneceis ignorantes.
Por falta de amor e interperancia
aún siguen necios
sin saber comunicarse.
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