lunes, 13 de agosto de 2012

TRAS LA FELICIDAD, EL ENFOGONAMIENTO

Jesús Andrés Aranda.
Sabemos que los deportistas que asistieron a las Olimpiadas no reciben el respaldo óptimo del gobierno que estos deberían recibir para desarrollar al máximo sus capacidades. Para llegar al nivel alcanzado por los jóvenes atletas Culson y Espinel , ambos tuvieron que dedicar gran parte de sus vidas durante los últimos tiempos a una rígida disciplina. No dudamos de la enorme devoción y dedicación al deporte nacional de los actuales jefes del Departamento de Recreación y Deportes y del Comité Olímpico de Puerto Rico. Sin embargo; un elemento basado en la sensibilidad que debemos tener hacia los esfuerzos heróicos de nuestros medallistas ha faltado al final del camino.
Varios países y sus respectivos gobiernos; algunos con menos recursos económicos que el nuestro; se han mostrado justamente pródigos con sus respectivos atletas medallistas. No ha sido así

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