LOGROS MAS SOBRESALIENTES DE LA LIGA DE COOPERATIVAS DE PUERTO RICO DESDE EL AÑO 1948 HASTA EL 2000. (PRIMERA PARTE)
FORO EDUCATIVO, INVESTIGATIVO, PARTICIPATIVO Y DE DENUNCIA A FAVOR DE LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y LA JUSTICIA SOCIAL
MI PUNT0 DE VISTA SOBRE LA FORMA DE LEER Y EL DESARROLLO DEL INTELECTO. Jesús Andrés Aranda Valdés.
Quiero transmitir lo que pienso a base de mi experiencia y entiendo que muchos otros puedan pensar diferente. Me refiero al tema del impacto de la lectura y como según se aplique en nuestras vidas puede ser de mayor o menor utilidad para uno mismo y para otros.
Indudablemente la lectura y la experiencia han sido consideradas siempre los dos fundamentos del conocimiento. Pero hoy quiero referirme a la lectura en particular. Y comienzo con una frase atribuída a Séneca, que escribió: "lo más importante no es tanto leer muchos libros como la calidad de los libros que leemos"; a esto le añado otra frase muy interesante del novelista Lloyd Alexander (1924-2007), pues desentraña, que motiva a muchos a leer más o menos libros: Se refiere a la búsqueda de respuestas en las lecturas cuando escribe: " En ciertos casos aprendemos más buscando la respuesta y no hallándola que conociendo su respuesta". En la medida que encontramos más rápidas respuestas al leer ciertas obras no hay razón para continuar leyendo obras similares sobre el mismo tema. Y si no tenemos muchas preguntas en nuestras vidas por las cuales conseguir respuestas, menos interesados estaremos en leer. Pero por lo general, las personas inconformes, que no desean permanecer en la ignorancia ante ciertos temas que les interesa, tienden a leer mucho sobre muchos temas. Albert Einstein expresó que todos somos ignorantes, porque unos ignoramos unas cosas y otros otras. Pero tomando en cuenta todo esto, llegamos a la conclusión que la persona más ignorante es la que más ignora, o sea, la más desconocedora de las respuestas certeras a nuestras dudas en la vida o de los postulados que tratan de explicarlas , y la que más se niega a aprender, quizá porque no le interesa, o porque piensa conocer cosas que en realidad no conoce, o por temor a descubrir que está equivocado en algunas de sus opiniones. Entiendo no obstante, que no se crece intelectualmente por el solo hecho o con el único propósito de encontrar respuestas. También se lee por el simple amor a la lectura que además de aportar conocimientos nos deleitan excitando nuestra imaginación, conduciéndonos a explorar en nosotros mismos nuestras apreciaciones estéticas sobre la conducta humana y nuestro mundo interno emocional. Esta es una de las funciones de la literatura en sus expresiones como la novela, el cuento, la poesía, el drama, y de las artes en sus distintas manifestaciones. Es un poco difícil identificar a ciertas personas como intelectuales por el simple hecho de que hayan leído mucho sobre algunos temas o por haberse destacado en el dominio de algunas disciplinas. Una persona no es necesariamente un intelectual por poseer un título académico. Analizando como se define a una persona intelectual, estuve rebuscando como piensan algunas personas más buscadoras que yo en este asunto y he podido encontrar algunas definiciones que me satisfacen. Una de ellas es muy simpática pero nos acerca bastante en nuestra búsqueda: Un pensamiento bajo el seudónimo de Sofocleto (periodista peruano) que escribió a fines del pasado siglo XX lo siguiente: "Un intelectual es aquélla persona que puede pensar por más de dos horas contínuas en algo que no sea sexo". Yo añadiría a 'toda persona que pueda pensar por más de dos horas contínuas en algo que no sea política'. Otra definición algo más formal que me encanta por lo claro y conciso es la de Arthur Clarke (1917-2008) "Intelectual es una persona cuya educación supera su inteligencia". Entiendo que se refiere a quienes no sólo poseen conocimientos amplios para resolver y entender los problemas de la vida cotidiana o los más difíciles problemas acuerdo a sus conocimientos, sino que supera a estos en más amplias dimensiones de discernimiento y racionalidad. Y en este sentido es que volvemos al principio: para ello se necesita leer obras con valioso contenido, e indudablemente leer obras diversas que ofrezcan al intelecto conocer distintas parcelas de la existencia. No se le atribuye a la persona intelectual un conocimiento perfecto en una o varias materias, pero por lo general se le distingue por su profundidad y dominio de alguna o algunas disciplinas y cierta percepción de otras. Deseo compartir ahora una opinión muy personal que he acogido desde jóven como parte de quien fuera mi primer guía y mentor, mi padrino Felipe Martínez, un verdadero intelectual, contable, maestro electricista, profesor de inglés, de literatura inglesa, graduado de la Universidad de Londres, artesano, y autodidacta en varias materias. Por su propia experiencia y por la reciedumbre intelectual que le distinguía entre todos los que le conocieron, el llegó a convencerme de que para crecer intelectualmente sobre bases sólidas el conocimiento debería ser enciclopédico, antológico y analítico. Enciclopédico en cuanto a conocer los autores primigenios de la literatura clásica y las condiciones originales que dieron lugar al nacimiento de los distintos saberes y disciplinas, antológico para entender el devenir o evolución de dichas disciplinas mediante el estudio de las distintas aportaciones de los autores o expositores a través de las épocas, analítico para entender comparativamente las diferencias y similitudes en cuanto a conceptos, estilos, y en cuanto a utilidad, aplicabilidad y capacidad para satisfacer las necesidades objetivas y psicologicas de las personas en la modernidad. Hoy día se tiende a recurrir al conocimiento buscando contestaciones inmediatas a situaciones y necesidades inmediatas. Esto por sí mismo no es criticable.Pero causa consternación como estudiantes a nivel escolar, universitario e incluso profesionales, desconocen la verdadera historia de su pais, e incluso aspectos pasados y presentes de la cultura, la economía y hasta de los derechos humanos y civiles que amparan a los ciudadanos. Se prepara a las nuevas generaciones en el conocimiento de la tecnologías con tal intensidad y carencia de prioridades, que la tecnología aplicada en forma utilitarista y supremática va erradicando del pensamiento humano el interés por areas del conocimiento que son las que diferencian a los seres humanos de las máquinas, las computadoras y las bestias. Se llega a los extremos de ver como hay personas que desprecian y hasta condenan todo lo que huele a humanismo y a ciencia social. Para estos pequeños grupos fanatizados las ciencias humanísticas y las Ciencia Sociales son una amenaza al progreso. Ciertamente, los intelectuales que aún quedan en este país deben salirse de sus zonas de confort, apretarse los pantalones, y manifestarse con mayor vehemencia, valentia y arrojo intelectal. Salirse del retiro y de las aulas y demostrar al país el verdadero rostro de la civilización.
(PRIMERA PARTE)
Jesús Andrés Aranda Valdés
El impuesto es una de las formas que utiliza el Estado para financiar sus actividades junto a otras medidas, como rentas patrimoniales o alquileres de propiedades del Estado, deudas públicas, tributos y emisión primaria de dinero. La experiencia durante distintas épocas, así como bajo distintos sistemas, sugieren que aunque no es la única, la forma más importante y también la más saludable es la tributación. Este es el método mediante el cual las personas y corporaciones aportan mediante sus contribuciones para que el Estado pueda afrontar las cargas públicas,
Empecemos por aclarar que existe una diferencia entre los términos tributos o contribuciones e impuestos. Según la tipología clásica, los impuestos son una de las formas de tributos. Los tributos a su vez son de tres clases: impuestos, tasas y contribuciones especiales.
La primera característica que diferencia a los impuestos de las otras clases de tributos o contribuciones es que se cobran a las personas de una manera general, o sea sin que estos signifiquen una contraprestación a un servicio u obra específica entregada por el Estado.
Esa es la gran diferencia entre los impuestos y las tasas y contribuciones especiales. Estas dos últimas se refieren a una prestación concreta que debe brindar el Estado de manera cuantificable e individualizada de manera que solo las personas o entidades que se benefician de ella están obligadas al pago.
De momento vamos a comenzar hablando específicamente de los impuestos. Después pasaremos a lo relacionado con las tasas y las contribuciones especiales.
El impuesto es de caracter general y obligatorio en cuanto al cobro por parte del Estado, o sea, se le cobra a todos los contribuyentes y este lo puede usar a discresión para los fines públicos que determine según las prioridades establecidas.
Los impuestos no son medidas caprichosas del Estado. Para establecerlos, para aumentarlos o disminuírlos, con caracter obigatorio, debe identificarse <la causa tributaria>, es decir el antecedente o razón señalado por la ley que justifique, de un lado, el derecho de la autoridad pública a cobrar el impuesto y, de otro, la obligación del contribuyente de pagarlo.
En todo momento, la causa justificatoria que se establece, es el elemento esencial que legaliza toda relación tributaria entre la autoridad pública y el ciudadano.
Al tomar como ejemplo el <impuesto a la renta> la causa es la percepción de un ingreso por parte del sujeto pasivo, o sea , los contribuyentes con ingresos. Otro caso es el del impuesto a la herencia. En este su cusa es el incremento patrimonial de una persona por el fallecimiento de otra de la cual es heredera.
En las políticas impositivas, las causas más comunes para establecer impuestos son: en torno a actos, negocios o actividades de naturaleza económica : como la posesión de un patrimonio(distintos tipos de propiedad), incremento del patrimonio a título gratuito (herencia, legado o donación), la percepción de ingresos por concepto de renta, los niveles de gasto o consumo, la transferencia de dominio de bienes de bienes muebles o inmuebles, y cualesquiera otros actos señalados por la ley como antecedentes para el pago.
Siempre hay cuatro elementos constitutivos en toda relación tributaria entre el ciudadano y las autoridades públicas: 1) El sujeto activo de ella , que es el Estado o la entidad pública descentralizada que es quien cobra el impuesto., 2) el siujeto pasivo que es quien lo paga. 3) la causa impositiva que es el hecho previsto por la ley que genera la obligación triburtaria y 4) el objeto tributario, que es el monto del impuesto causad. Este monto es la cantidad que se fija en relación con determinados parámetros cuantitativos y cualitativos previamente determinados por la norma legal.
Al sujeto pasivo del impuesto, sea persona natural o jurídica se le llama contribuyente.
No te pierdas la próxima publicación que viene a ser la segunda parte de esta serie de LECCIONES SOBRE IMPUESTOS Y SISTEMAS IMPOSITIVOS SEGUN LA CIENCIA POLITICA Y LA ECONOMIA.
CAPSULA DE CIENCIA POLITICA NRO. 4
ANALIZANDO LA POLITIQUERIA.
Un término que debería integrarse oficialmente al lenguaje de la Ciencia Política si aún no se ha hecho es el de "politiquería". Detrás de esta palabra, existe todo un conjunto de procesos que facilitan el entender un lado oscuro de la Política. Lo podemos encontrar en las falsas promesas de los demagogos durante los períodos pre-electorales, en las componendas y conspiraciones dentro de las luchas por el poder aún en el interior de los partidos, en la farsa de identificarse con ideologías que tienen arraigo en la sociedad aunque no se crea en ellas, para ganar el favor de los electores, en las transacciones y acuerdos para obtener ventajas y privilegios personales y de grupo, ilegales, a escondidas del pueblo. Una forma de politiquería la vemos cuando los partidos se ponen de común acuerdo para aprobar legislación que permita la politización de las agencias, o cuando se aplican a la práctica de compra de votos a cambio de adquirir posiciones.
La politiquería se amplia y entroniza con mucha facilidad, aún entre personas y grupos de la sociedad que no están directamente relacionadas con la política y con los partidos políticos. Es una de las formas más despreciable de degeneración política. Este aspecto de la politiquería lo notamos en los medios de comunicación, en los debates políticos donde el intercambio y la discusión seria de asuntos públicos y de temas políticos, deviene en argumentaciones demagógicas, sacando faltas reales o infundadas a las instituciones a las cuales pertence el oponente o contra sus propias personas. Eso lo notamos, por ejemplo, en los grupos o foros de opinión de los medios, incluyendo por la Internet en plataformas como Face Book. Cuando la conversación, el debate o la discusión degenera en chismorreo. Lo vemos cuando alguien publica un artículo sobre la Reforma Fiscal, para citar un ejemplo, y algún oponente que no está de acuerdo con algún aspecto, en vez de refutar la argumentación recurre a tratar de desacreditarle adjudicándole pertenecer a ideologías minoritarias o antipáticas o adjudicándole incapacidad intelectual para expresarse sobre el tema en cuestión.
La politiquería es la oposición más rotunda a los altos principios de la Política como instrumento del pueblo para cumplir con la noble misión de responder al interés público. Es la forma egoísta y corrupta mediante la cual los políticos se aprovchan de sus posiciones de poder para fines de fama, supremacía o enriquecimiento. O la actitud del ciudadano común cuando se inserta en el debate público con chismes y comentarios insensatos, para confundir o desviar el análisis de un asunto que no le simpatiza.
La politiquería y el chismorreo político que amenaza todo intento de educación se ha convertido en algo tan viral en la cultura política del país que ya mucha gente lo considera como algo normal. Como si fuera lo más importante en las discusiones públicas y que es la mejor manera de adelantar la política. Los adeptos a la cultura de la politiquería y la chismoserría , se sienten verdaderos líderes y que resultan vencedores en una polémica, mientras más epítetos, acusaciones personales falsas o verdaderas y comentarios deteriorantes lancen contra la imagen del adversario.
La politiquería es todo lo contrario a lo positivo de lo que debe significar la Politica como una ciencia y como un arte. Es así que la politiquería sustituye el altruísmo por el egoísmo, la seriedad y la perspectiva histórica en el quehacer público por una visión inmediata de alcanzar el poder a como de lugar, la noble misión de servicio a la colectividad por el aprovechamiento personal y de los más allegados.
En la visión del politiquero conceptos como el bien común, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la ética gubernamental son malas palabras de agentes del mal contrarios al progreso de la humanidad.
Detrás de cada acción politiquera, notamos personas con metas de logros públicos y de inquietudes sociales muy limitadas,con muchas ocultaciones sobre sus verdaderos propósitos, hábiles para las intrigas, maniobras poco éticas e inmorales y un sin fin de bajezas. La mayoría de los politiqueros son personas que han ascendido dentro de situaciones de privilegios y oportunismo y por lo tanto con mucha inmadurez y en la mayoria de los casos con poca educación.
El desprecio hacia este tipo de personas que a veces determinan la apariencia predominante en la vida pública es una de las causas para que gente seria y capacitada no aspire a posiciones públicas de envergadura. Sus vidas que pudieran resultar muy positivas en la conducción política y administrativa se apartAn de todo lo que huela política.Y es así que se nota como posiciones vacantes que pudieran ser ocupadas por miles de ciudadanos puertorriqueños probos, muy serios y capacitados, son ocupadas de inmediato tras la toma del poder por un nuevo gobierno o partido por pandillas de politicastros carreristas y oportunistas, engañadores y manipuladores de las esperanzas del pueblo, que llegan sin proyectos, sin compromiso, sin rumbo, con el único propósito de disfrutar de la buena vida y de robar.
Por eso es oportuno y saludable que en cada elección, los electores no se dejen llevar por el partidismo político, ni por la afiliación de los candidatos a los mismos, sino que deben interesarse por el testimonio de vida, el historial de experiencias positivas, la capacidad intelectual y moral de los candidatos y los programas y proyectos que se compromete impulsar.