CAPSULA DE CIENCIA POLITICA NRO. 4
ANALIZANDO LA POLITIQUERIA.
Un término que debería integrarse oficialmente al lenguaje de la Ciencia Política si aún no se ha hecho es el de "politiquería". Detrás de esta palabra, existe todo un conjunto de procesos que facilitan el entender un lado oscuro de la Política. Lo podemos encontrar en las falsas promesas de los demagogos durante los períodos pre-electorales, en las componendas y conspiraciones dentro de las luchas por el poder aún en el interior de los partidos, en la farsa de identificarse con ideologías que tienen arraigo en la sociedad aunque no se crea en ellas, para ganar el favor de los electores, en las transacciones y acuerdos para obtener ventajas y privilegios personales y de grupo, ilegales, a escondidas del pueblo. Una forma de politiquería la vemos cuando los partidos se ponen de común acuerdo para aprobar legislación que permita la politización de las agencias, o cuando se aplican a la práctica de compra de votos a cambio de adquirir posiciones.
La politiquería se amplia y entroniza con mucha facilidad, aún entre personas y grupos de la sociedad que no están directamente relacionadas con la política y con los partidos políticos. Es una de las formas más despreciable de degeneración política. Este aspecto de la politiquería lo notamos en los medios de comunicación, en los debates políticos donde el intercambio y la discusión seria de asuntos públicos y de temas políticos, deviene en argumentaciones demagógicas, sacando faltas reales o infundadas a las instituciones a las cuales pertence el oponente o contra sus propias personas. Eso lo notamos, por ejemplo, en los grupos o foros de opinión de los medios, incluyendo por la Internet en plataformas como Face Book. Cuando la conversación, el debate o la discusión degenera en chismorreo. Lo vemos cuando alguien publica un artículo sobre la Reforma Fiscal, para citar un ejemplo, y algún oponente que no está de acuerdo con algún aspecto, en vez de refutar la argumentación recurre a tratar de desacreditarle adjudicándole pertenecer a ideologías minoritarias o antipáticas o adjudicándole incapacidad intelectual para expresarse sobre el tema en cuestión.
La politiquería es la oposición más rotunda a los altos principios de la Política como instrumento del pueblo para cumplir con la noble misión de responder al interés público. Es la forma egoísta y corrupta mediante la cual los políticos se aprovchan de sus posiciones de poder para fines de fama, supremacía o enriquecimiento. O la actitud del ciudadano común cuando se inserta en el debate público con chismes y comentarios insensatos, para confundir o desviar el análisis de un asunto que no le simpatiza.
La politiquería y el chismorreo político que amenaza todo intento de educación se ha convertido en algo tan viral en la cultura política del país que ya mucha gente lo considera como algo normal. Como si fuera lo más importante en las discusiones públicas y que es la mejor manera de adelantar la política. Los adeptos a la cultura de la politiquería y la chismoserría , se sienten verdaderos líderes y que resultan vencedores en una polémica, mientras más epítetos, acusaciones personales falsas o verdaderas y comentarios deteriorantes lancen contra la imagen del adversario.
La politiquería es todo lo contrario a lo positivo de lo que debe significar la Politica como una ciencia y como un arte. Es así que la politiquería sustituye el altruísmo por el egoísmo, la seriedad y la perspectiva histórica en el quehacer público por una visión inmediata de alcanzar el poder a como de lugar, la noble misión de servicio a la colectividad por el aprovechamiento personal y de los más allegados.
En la visión del politiquero conceptos como el bien común, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la ética gubernamental son malas palabras de agentes del mal contrarios al progreso de la humanidad.
Detrás de cada acción politiquera, notamos personas con metas de logros públicos y de inquietudes sociales muy limitadas,con muchas ocultaciones sobre sus verdaderos propósitos, hábiles para las intrigas, maniobras poco éticas e inmorales y un sin fin de bajezas. La mayoría de los politiqueros son personas que han ascendido dentro de situaciones de privilegios y oportunismo y por lo tanto con mucha inmadurez y en la mayoria de los casos con poca educación.
El desprecio hacia este tipo de personas que a veces determinan la apariencia predominante en la vida pública es una de las causas para que gente seria y capacitada no aspire a posiciones públicas de envergadura. Sus vidas que pudieran resultar muy positivas en la conducción política y administrativa se apartAn de todo lo que huela política.Y es así que se nota como posiciones vacantes que pudieran ser ocupadas por miles de ciudadanos puertorriqueños probos, muy serios y capacitados, son ocupadas de inmediato tras la toma del poder por un nuevo gobierno o partido por pandillas de politicastros carreristas y oportunistas, engañadores y manipuladores de las esperanzas del pueblo, que llegan sin proyectos, sin compromiso, sin rumbo, con el único propósito de disfrutar de la buena vida y de robar.
Por eso es oportuno y saludable que en cada elección, los electores no se dejen llevar por el partidismo político, ni por la afiliación de los candidatos a los mismos, sino que deben interesarse por el testimonio de vida, el historial de experiencias positivas, la capacidad intelectual y moral de los candidatos y los programas y proyectos que se compromete impulsar.